Hay personas curiosas por naturaleza, con una necesidad de ver qué hay más allá, que no se conforman con ver un producto, sino que necesitan saber cómo está hecho, qué hay detrás. Ese tipo de personas forman parte del equipo de Desarrollo Web de Wingu.
Entre ellos hay un denominador común, convirtieron su profesión en una de sus mayores pasiones: resolver los problemas con lógica y programación. La necesidad de encontrar respuestas digitales a situaciones reales, es el motor de este equipo.
Trabajan en dos líneas: soluciones personalizadas para otras OSC y desarrollo de proyectos creados internamente. Entre los desarrollos más destacados, se encuentran: Caminos de la Villa, el Relevamiento de Asentamientos Informales de TECHO, SafariTec y Donar Online.
Juan Ignacio Lacueva es diseñador gráfico y web de profesión, y programador de vocación, llevó adelante muchos proyectos, pero sin duda el que más lo marcó es Caminos de la villa, un desarrollo que implicó el mapeo de todas las villas de CABA y el armado de una plataforma de reclamos en conjunto con ACIJ: “Ayuda a visibilizar una temática, hasta un poco “tabú” de lo que pasa en una villa. Me incluyo, había hecho algún voluntariado, pero no conocía la realidad de estar en el barrio. Poder mostrar qué es lo que realmente pasa ahí adentro” sus problemáticas, generar datos y poder hacer un cambio real.
Para Facundo Perez Tomazek, fue una hallazgo poder combinar su carrera de diseño web con sus ganas de ayudar. “La energía con la que se arrancan los proyectos. Las finalidades son sociales, más humanas. Las relaciones con el equipo no son de lucha, tiramos todos para el mismo lado”.
El proyecto con el que se involucró inmediatamente fue el desarrollo RAI de Techo, porque “deja en evidencia datos (abiertos) amplios, de forma visual”. Trabajar en esta plataforma además, fue desafiante a nivel técnico cuando llegó el momento de procesar y visualizar en un mapa toda la información que se había relevado. Teniendo que adaptar los datos generados con tecnologías que sean simples de entender y que remarquen su importancia.
A la hora de los desafíos SafariTec es el elegido por Juan Ignacio “porque tiene una interfaz poco común” Pero, el mayor reto estuvo mucho antes de empezar a programar: “cuando entré [a Wingu], era una idea que llevaba un año de gestación”. Fueron días enteros discutiendo la lógica detrás de la plataforma: que aplique a todos los contenidos, que sea flexible, que sea escalable y progresivo. Fue largo y complejo el proceso de convertir el conocimiento y experiencia de todo el equipo de Wingu, en un sólo camino escalable para todas las ONG de América Latina. Finalmente no ganó ninguna idea, fue una construcción totalmente colectiva y colaborativa.
Otra es la historia de Agustín, un -casi- ingeniero electrónico que trabaja como desarrollador desde hace 16 años, que llegó a Wingu por “un amigo me dijo que ayudaban al sector social con soluciones tecnológicas. Me interesó ayudar al tercer sector desde otro lado. No tengo las voluntad de ir todos los sábados a un lugar. Así que, pensé que podía ayudar desde un lado más profesional a todo el sector.” ¡Y así fue! Él trabaja en el desarrollo técnico de nuestro proyecto: Donar Online.
Desde sus inicios, el equipo de Wingu soñó con crear una solución integral para que cualquier ONG pudiera recibir donaciones online, y fue Agustín, el que lo hizo realidad. Desde su lanzamiento en 2012, Donaronline lleva recaudados más de 14 millones de dólares. Para él: “trabajar en una organización de la sociedad civil hace que se note la diferencia desde el lugar que tiene Wingu para resolver problemas: somos pares, somos una ONG. No estamos en la vereda de enfrente. Trabajamos a la par de las organizaciones.”
Donaronline sigue creciendo y muy pronto todas las organizaciones de la región podrán beneficiarse de las mejoras en las que el equipo de desarrollo de Wingu está trabajando. “Cuando trabajas con un producto propio es mucho más ágil, se toman decisiones más rápidas y hay feedback de todo el equipo”, afirma Cavi.
Gabriel Paoli, filósofo de carrera y próximo a empezar a cursar Ingeniería informática, programa desde el 2012. Desde que entró a Wingu, hace 2 años, descubrió el valor de trabajar ayudando a otras ONG. «Está en nuestra filosofía de trabajo, apostamos a los proyectos en los que sabemos que podemos agregar valor y generar mayor impacto en otras organizaciones», declara.
En Wingu el trabajo colaborativo es uno de los valores, ya que permite que podamos aprender de todos, “No hay competencia (excepto en los partidos de fútbol). Somos apasionados, porque vivimos así al trabajo; y es porque nos importa qué tiene más impacto para la ONG.” concluye Juan Ignacio.