Como muchas organizaciones ya habrán notado, internet transformó la manera en que nos ordenamos en el día a día. Las herramientas digitales no solo han facilitado la comunicación con nuestros compañeros de equipo, sino también hacia afuera: por ejemplo, la relación con nuestras ONGs aliadas o destinatarios finales.
En Wingu trabajamos con multiples proyectos sociales, lo cual nos entusiasma mucho porque las temáticas son infinitas y las perspectivas que adoptamos para cada proyecto son diversas; lo que nos permite nutrirnos y estar al tanto de las últimas oportunidades que podrían beneficiar a las ONGs.
En este caso queremos compartirles nuestra experiencia con la economía colaborativa la cual se basa en intercambiar, prestar, comprar y vender productos o servicios en función de eso que tenemos para ofrecer o aquello que necesitamos. Este tipo de economía gira alrededor del intercambio de “bienes” y, sobre todas las cosas, se crea alrededor de la colaboración. Algunos ejemplos muy conocidos son AirBnb, ZipCar, las bicicletas públicas que hay en muchas ciudades y los famosos co-workings en los que se comparte la oficina con otras organizaciones o empresas.
Luego de acompañar algunos proyectos creemos hay muchas oportunidades para las organizaciones en torno a este modelo.
La pregunta es: ¿Cuántas organizaciones cuentan ya con negocios colaborativos o cuántas ya están pensando en este tipo de modelo de sustentabilidad?
Existen distintos modelos de economía colaborativa. En esta oportunidad, les compartimos dos proyectos que estamos acompañando desde Wingu:
El primero, ComuniDAS, es un espacio inclusivo y solidario conformado por organizaciones sociales de América Latina y el Caribe que impulsan el intercambio de servicios y conocimientos bajo la modalidad de colaboración mutua en temas que les permiten a las organizaciones potenciar sus habilidades y capacidades.
Lo que hemos desarrollado es un espacio virtual desde el cual se promueven acciones de proximidad entre la sociedad civil en América Latina facilitando un catálogo de servicios dispuestos a ser intercambiados por las organizaciones que conforman la comunidad, promoviendo de esta manera la autogestión y la reciprocidad.Este proyecto nos enorgullece ya que ComuniDAS facilita las alianzas estratégicas que promueven el fortalecimiento de capacidades, liderazgo y optimización de recursos de las organizaciones sociales de nuestra región. Por otro lado, otro proyecto de economía colaborativa que estamos creando y acompañando desde aquí es Nilus. En este caso, la problemática a resolver es cómo distribuir alimentos que están a punto de ser desperdiciados. Esta organización sin fines de lucro, que es una gran aliada del Banco de Alimentos, conecta empresas con excedentes de alimentos con comedores sociales, y facilita el proceso de donación de los alimentos a través de una comunidad de choferes particulares. Nilus es un proyecto que surge a raíz de la convicción de que la desigualdad en el acceso a la alimentación condiciona el desarrollo físico e intelectual de las personas,y es injustificada: cada año se desperdician más de 1300 millones de toneladas de alimentos (casi el 40% de la producción total), mientras que existen más de 750 millones de personas en el mundo que sufren de desnutrición crónica.El equipo de Nilus considera que la tecnología es una herramienta clave para dar solución a esta problemática.
Estos dos casos son ejemplos reales que aplican el modelo de la economía colaborativa. Desde Wingu nos preguntamos cuántos otros proyectos similares están usando tecnología para reunir a personas que buscan soluciones a los conflictos actuales.